miércoles, 23 de septiembre de 2015

Plan de Ayala (Emiliano Zapata 1911)


Plan de Ayala
Plan libertador de los hijos del Estado de Morelos, afiliados al Ejército
Insurgente que defiende el cumplimiento del Plan de San Luis, con las
reformas que ha creído convenientemente aumentar en beneficio de la
Patria Mexicana.
Los que suscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para
sostener y llevar a cabo las promesas que hizo al país la Revolución
de 20 de noviembre de 1910, próximo pasado, declaramos
solemnemente ante la faz del mundo civilizado que nos juzga y ante la
Nación a que pertenecemos y amamos, los propósitos que hemos
formulado para acabar con la tiranía que nos oprime y redimir a la
Patria de las dictaduras que se nos imponen las cuales quedan
determinadas en el siguiente Plan:
1º Teniendo en consideración que el pueblo mexicano,
acaudillado por don Francisco I. Madero, fue a derramar su sangre
para reconquistar libertades y reivindicar derechos conculcados, y no
para que un hombre se adueñara del poder, violando los sagrados
principios que juró defender bajo el lema de “Sufragio Efectivo y No
Reelección”, ultrajando así la fe, la causa, la justicia y las libertades del
pueblo; teniendo en consideración que ese hombre a que nos
referimos es don Francisco I. Madero, el mismo que inició la precitada
Revolución, el que impuso por norma gobernativa su voluntad e
influencia al Gobierno Provisional del ex Presidente de la Republica
licenciado Francisco L. de la Barra, causando con este hecho
reiterados derramamientos de sangre y multiplicadas desgracias a la
Patria de una manera solapada y ridícula, no teniendo otras miras, que
satisfacer sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos de
tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las leyes
preexistentes emanadas del inmortal Código de 57, escrito con la
sangre revolucionaria de Ayutla.

Teniendo en cuenta el llamado Jefe de Revolución Libertadora de
México don Francisco I. Madero, por falta de entereza y debilidad
suma, no llevó a feliz término la Revolución que gloriosamente inició
con el apoyo de Dios y del pueblo, puesto que dejó en pie la mayoría
de los poderes gubernativos y elementos del Gobierno dictatorial de
Porfirio Díaz, que son ni pueden ser en manera alguna la
representación de la Soberanía Nacional, y que, por ser acérrimos
adversarios nuestros y de los principios que hasta hoy defendemos,
están provocándole malestar del país y abriendo nuevas heridas al
seno de la Patria para darle a beber su propia sangre; teniendo
también en cuenta que el supradicho señor don Francisco I. Maderos,
actual presidente de la Republica, trata de aludirse del cumplimiento
de las promesas que hizo a la Nación en el Plan de San Luis Potosí,
siendo las precitadas promesas postergadas a los convenios de
Ciudad Juárez; ya nulificando, persiguiendo, encarcelando o matando
a los elementos revolucionarios que les ayudaron a que ocupara el
alto puesto de Presidente de la República, por medio de las falsas
promesas y numerosas intrigas a la Nación.
Teniendo en consideración que el tantas veces repetido Francisco I.
Madero, ha tratado de acallar con la fuerza bruta de las bayonetas y
de ahogar en sangre a los pueblos que le piden, solicitan o exigen el
cumplimiento de las promesas de la Revolución, llamándoles bandidos
y rebeldes,  condenándolos a una guerra de exterminio, sin conceder
ni otorgar ningunas de las garantías que prescribe la razón, la justicia
y la ley; teniendo igualmente en consideración que el Presidente de la
Republica Francisco I. Madero, ha hecho del Sufragio Efectivo una
sangrienta burla al pueblo, ya imponiendo contra la voluntad del
mismo pueblo, en la Vicepresidencia de la Republica, al licenciado
José Maria Pino Suárez, o ya a los gobernadores de los Estados,
designados por él, como el llamado general Ambrosio Figueroa,
verdugo y tirano del pueblo de Morelos; ya entrando en contubernio
escandaloso con el partido científico, hacendados-feudales y caciques
opresores, enemigos de la Revolución proclamada por él, a fin de
forjar nuevas cadenas y seguir el molde de una nueva dictadura más
oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz; pues ha sido claro y
patente que a ultrajado la soberanía de los Estados, conculcando las
leyes sin ningún respeto a vida ni intereses, como ha sucedido en el
Estado de Morelos y otros conduciéndonos a la más horrorosa
anarquía que registra la historia contemporánea.

Por estas consideraciones declaramos al susodichos Francisco I.
Madero, inepto para realizar las promesas de la revolución de que fue
autor, por haber traicionado los principios con los cuales burlo la
voluntad del pueblo y pudo escalar el poder; incapaz para gobernar y
por no tener ningún respeto a la ley y la justicia de los pueblos, y
traidor a la Patria, por estar a sangre y fuego humillando a los
mexicanos que desean libertades, a fin de complacer a los científicos,
hacendados y caciques que nos esclavizan y desde hoy comenzamos
a continuar la Revolución principiada por él, hasta conseguir el
derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen.
2º Se desconoce como Jefe de la Revolución al señor Francisco
I. Madero y como Presidente de la Republica, por las razones que
antes se expresan, procurándose el derrocamiento de este
funcionario.
3º Se reconoce como jefe de la Revolución Libertadora al C.
General Pascual Orozco, segundo del caudillo, don Francisco I.
Madero, y en caso de que no acepte este delicado puesto, se
reconocerá como jefe de la Republica al C. General don Emilio
Zapata.
4º La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos manifiesta a la
Nación, bajo formal protesta, que hace suyo el Plan de San Luis
Potosí, con las adiciones que a continuaciones expresan en beneficio
de los pueblos oprimidos, y se hará defensora de los principios que
defienden hasta vencer o morir.
5º La Revolucionaria del Estado de Morelos no admitirá
transacciones ni componendas hasta no conseguir el derrocamiento
de los elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y de Francisco I.
Madero, pues la Nación está cansada de hombres falsos y traidores
que hacen promesas como libertadores y al llegar al poder, se olvidan
de ellas y se constituyen en tiranos.
6º Como parte adicional del Plan que invocamos, hacemos
constar: que los terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los
hacendados, científicos o caciques a la sombra de la justicia venal,
entrarán en posesión de esos bienes inmuebles desde luego, los
pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos, correspondientes a esas
propiedades, de las cuales han sido despojados por mala fe de
nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en las
manos, la mencionado posesión, y los usurpadores que se consideren
con derecho a ellos lo deducirán ante los tribunales especiales que se
establezcan al triunfo de la Revolución.
7º En virtud de la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos
mexicanos no son mas dueños que del terreno que pisan sin poder
mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a la industria o
la agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas manos, las
tierras, montes y aguas; por esta causa, se expropiarán, previa
indemnización, de la tercera parte de esos monopolios, a los
poderosos propietarios de ellos, a fin de que los pueblos y ciudadanos
Mexicanos, obtengan ejidos, colonias, fondos legales para pueblos o
campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la
falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.
8º Los hacendados, científicos o caciques que se opongan
directa o indirectamente al presente Plan, se nacionalizarán sus
bienes y las dos terceras partes que a ellos correspondan, se
destinarán para indemnizaciones de guerra, pensiones de viuda y
huérfanos de las victimas que sucumban en la lucha del presente
Plan.
9º Para ejecutar los procedimientos respecto a los bienes antes
mencionados, se aplicaran las leyes de desamortización y
nacionalización, según le convenga, pues de norma y ejemplo, pueden
servir las puestas en vigor por el inmortal Juárez a los bienes
eclesiásticos, que escarmentaron a los déspotas y conservadores que
en todo tiempo han querido imponernos el yugo ignominioso de la
opresión y el retroceso.
10º Los jefes militares insurgentes de la Republica que se
levantaron con las armas en las manos a la voz de don Francisco I.
Madero, para defender al Plan de San Luis Potosí y que se opongan
con fuerza al presente Plan, se juzgarán traidores a la causa que
defendieron y a la patria, puesto que en la actualidad muchos de ellos
por complacer a los tiranos, por un puñado de monedas o por
cohechos o soborno, están derramando la sangre de sus hermanos
que reclaman el cumplimiento de las promesas que hizo a la nación
don Francisco I. Maderos.
11º Los gastos de guerra serán tomados conforme al articulo XI
del Plan de San Luis Potosí, y todos los procedimientos empleados en
la Revolución que emprendemos, serán conformes a las instrucciones
mismas que determina el mencionado Plan.
12º Una vez triunfante la Revolución que llevamos a la vía de la
realidad, una junta de los principales jefes revolucionarios de los
diferentes Estados, nombrará o designará un Presidente interino de la
República, que convocará a elecciones para la organización de los
poderes federales.
13º Los principales jefes revolucionarios de cada Estado, en
junta, designarán al gobernador del Estado a que correspondan, y este
elevado funcionario, convocará a elecciones para la debida
organización de los poderes públicos, con el objeto de evitar
consignas forzosas que labren la desdicha de los pueblos, como la
conocida consigna de Ambrosio Figueroa en el Estado de Morelos y
otros, que nos condenan al principio de conflictos sangrientos
sostenidos por el dictador Madero y el circulo de científicos
hacendados que lo han sugestionado.
14º Si el Presidente Madero y demás elemento dictatoriales del
actual y antiguo régimen, desean evitar las inmensas desgracias que
afligen a la patria, y poseen verdadero sentimiento de amor hacia ella,
que hagan inmediata renuncia de los puestos que ocupan y con eso,
en algo restañaran las graves heridas que han abierto al seno de la
patria, pues de no hacerlo así, sobre sus cabezas caerán la sangre y
anatema de nuestros hermanos.
15º Mexicanos: considerad que la astucia y mala fe de un
hombre está derramando sangre de una manera escandalosa, por ser
incapaz para gobernar; considerad que su sistema de Gobierno está
agarrotando a la patria y hollando con la fuerza bruta de las bayonetas
nuestras instituciones; y así como nuestras armas las levantamos para
elevarlo al poder, las volvemos contra él por faltar a sus compromisos
con el pueblo mexicano y haber traicionado la Revolución iniciada por
él; no somos personalistas, ¡somos partidarios de los principios y no
de los hombres!
Pueblo mexicano, apoyad con las armas en las manos este Plan y
haréis la prosperidad y bienestar de la patria.

Libertad, Justicia y Ley. Ayala, Estado de Morelos, noviembre 25 de
1911.


General en jefe, Emiliano Zapata, rúbrica. Generales: Eufemio Zapata,
Francisco Mendoza, Jesús Navarro, Otilio E. Montaño, José Trinidad
Ruiz, Próculo Capistrán, rúbricas. Coroneles: Pioquinto Galis, Felipe
Vaquero, Cesáreo Burgos, Quitín González, Pedro Salazar, Simón
Rojas, Emigdio Marmolejo, José Campos, Felipe Tijera, Rafael
Sánchez, José Pérez, Santiago Aguilar, Margarito Martínez, Feliciano
Domínguez, Manuel Vergara, Cruz Salazar, Lauro Sánchez, Amador
Salazar, Lorenzo Vázquez, Catarino Perdomo, Jesús Sánchez,
Domingo Romero, Zacarías Torres, Bonifacio García, Daniel Andrade,
Ponciano Domínguez, Jesús Capistrán, rúbricas. Capitanes: Daniel
Mantilla, José M. Carrillo, Francisco Alarcón, Severiano Gutiérrez,
rúbricas, y siguen más firmas.
                           

viernes, 18 de septiembre de 2015

Nuestra América. José Martí

Nuestra América
[Ensayo: Texto completo.]
José Martí
Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.
No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.
A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre?, ¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas, con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la casaca de papel? ¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! ¡Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? ¡Estos "increíbles" del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres!
Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.
Por eso el libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El hombre natural es bueno, y acata y premia la inteligencia superior, mientras ésta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder; y han caído en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador.
En pueblos compuestos de elementos cultos e incultos, los incultos gobernarán, por su hábito de agredir y resolver las dudas con la mano, allí donde los cultos no aprendan el arte del gobierno. La masa inculta es perezosa, y tímida en las cosas de la inteligencia, y quiere que la gobiernen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y gobierna ella. ¿Cómo han de salir de las Universidades los gobernantes, si no hay Universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages: porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.
Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo, venimos, denodados, al mundo de las naciones. Con el estandarte de la Virgen salimos a la conquista de la libertad. Un cura, unos cuantos tenientes y una mujer alzan en México la república en hombros de los indios. Un canónigo español, a la sombra de su capa, instruye en la libertad francesa a unos cuantos bachilleres magníficos, que ponen de jefe de Centro América contra España al general de España. Con los hábitos monárquicos, y el Sol por pecho, se echaron a levantar pueblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur. Cuando los dos héroes chocaron, y el continente iba a temblar, uno, que no fue el menos grande, volvió riendas. Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glorioso que el de la guerra; como al hombre le es más fácil morir con honra que pensar con orden; como gobernar con los sentimientos exaltados y unánimes es más hacedero que dirigir, después de la pelea, los pensamientos diversos, arrogantes, exóticos o ambiciosos; como los poderes arrollados en la arremetida épica zapaban, con la cautela felina de la especie y el peso de lo real, el edificio que había izado, en las comarcas burdas y singulares de nuestra América mestiza, en los pueblos de pierna desnuda y casaca de París, la bandera de los pueblos nutridos de savia gobernante en la práctica continua de la razón y de la libertad; como la constitución jerárquica de las colonias resistía la organización democrática de la República, o las capitales de corbatín dejaban en el zaguán al campo de bota-de-potro, o los redentores bibliógenos no entendieron que la revolución que triunfó con el alma de la tierra, desatada a la voz del salvador, con el alma de la tierra había de gobernar, y no contra ella ni sin ella, entró a padecer América, y padece, de la fatiga de acomodación entre los elementos discordantes y hostiles que heredó de un colonizador despótico y avieso, y las ideas y formas importadas que han venido retardando, por su falta de realidad local, el gobierno lógico. El continente descoyuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón, entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo habían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón; la razón de todos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de uno sobre la razón campestre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu.
Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima. La colonia continuó viviendo en la república; y nuestra América se está salvando de sus grandes yerros -de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen- por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la república que lucha contra la colonia. El tigre espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos.
Pero "estos países se salvarán", como anunció Rivadavia el argentino, el que pecó de finura en tiempos crudos; al machete no le va vaina de seda, ni en el país que se ganó con lanzón se puede echar el lanzón atrás, porque se enoja, y se pone en la puerta del Congreso de Iturbide "a que le hagan emperador al rubio". Estos países se salvarán, porque, con el genio de la moderación que parece imperar, por la armonía serena de la Naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se empapó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real.
Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Éramos charreteras y togas, en países que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. El genio hubiera estado en hermanar, con la caridad del corazón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en desestancar al indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al cuerpo de los que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba al Cielo, para caer con gloria estéril, la cabeza coronada de nubes. El pueblo natural, con el empuje del instinto, arrollaba, ciego del triunfo, los bastones de oro. Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil, de la resistencia del libro contra la lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el campo, del imperio imposible de las castas urbanas divididas sobre la nación natural, tempestuosa o inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y se saludan. "¿Cómo somos?" se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema, no van a buscar la solución a Danzig. Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república. El tigre de adentro se entra por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando por las venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos. Surgen los estadistas naturales del estudio directo de la Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar. Los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de idea. Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio.
De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una bomba de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino, la soldadesca que puede devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios, con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o el que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prueba de altivez, continua y discreta, con que se la pudiera encarar y desviarla; como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Universo, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia ostentosa, o la discordia parricida de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.
No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observador cordial buscan en vano en la justicia de la naturaleza, donde resalta, en el amor victorioso y el apetito turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas.  Pero en el amasijo de los pueblos se condensan, en la cercanía de otros pueblos diversos, caracteres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es servir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que, con menos favor de la historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder los datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgente del alma continental. ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Zemí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!

-La Revista Ilustrada de Nueva York - 10 de enero de l891
-El partido liberal - México - 30 de enero de 1891

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Clase 2: La isla de Cuba. De centro azucarero y de veraneo de los imperios a faro de los movimiento populares de América Latina. De José Martí a Fidel Castro. Proceso de transformación de la realidad cubana y propuesta para América Latina y el mundo.


CUBA

Introducción
Desde el inicio de las luchas por lograr su independencia, la República de Cuba, enfrentó al imperialismo español y norteamericano.
Su independencia fue una de las más tardías del continente (1898): el impacto que produjo la revoluciónhaitiana (1804) y la ubicación estratégica de la isla, para el comercio y el control del continente americano, hicieron que los españoles cuidaran al extremo uno de sus últimos dominios en América. El proceso revolucionario se entroncó con un proceso neocolonial muy avanzado en todo el
continente latinoamericano. En ese contexto Estados Unidos comenzó a expandirse fuera de
su territorio. Luego de la guerra hispano-cubana- norteamericana (1898) en la que los españoles fueron derrotados, dio inicio a la intervención norteamericana, pasó por gobiernos
constitucionales débiles, hasta la salida definitiva de la potencia del norte, como principal influencia,
producida por el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro en 1959.
José Martí fue un líder doctrinario y realizador de la lucha por la independencia. Diagnosticó
el rol de rapiña que ejercería EE.UU en la Cuba Republicana. Murió al igual que Antonio Maceo en lucha descarnada contra el español. De este modo, Maceo, Martí y Fidel Castro lideraron en distintos momentos de la historia cubana las rebeliones populares para liberarse de los yugos coloniales y neocoloniales.

La etapa colonial
Cuba fue la base estratégica española entre Cádiz y México. En esta isla, como en varios países centroamericanos, se desarrolló el monocultivo de tabaco, café y luego de la caña de azúcar. Varios de los países de esta región fueron dominados por alguna potencia y alguna empresa, como por ejemplo la United Fruit Company. Durante la etapa colonial la isla caribeña tuvo 1 millón de habitantes de los cuales 400 mil eran esclavos vinculados a las plantaciones. Por esto, la isla mayor de las Antillas no alcanzó la emancipación por la confluencia de estos factores: el auge de la plantación de azúcar de base esclavista, sumada a la oposición de EE. UU que “aspiraba a heredar de España el dominio de la isla” e internamente, la oligarquía cubana beneficiaria económica, que temía que se repitieran allí los sucesos de la revolucionada Haití. A partir de 1868 la llamada Guerra de los diez años liderada por Carlos Manuel de Céspedes abrió el proceso de independencia.
Los objetivos de obtener la independencia y la abolición de la esclavitud se frustraron, pero sentó precedente para constituir las fuerzas que desarrollaron la guerra hispano- cubana-norteamericana (1895) en la que derrotaron definitivamente a los colonizadores españoles.
En ese marco, comenzó la injerencia de EE.UU en los destinos cubanos. Martí y Maceo participaron en esta guerra que comenzó en 1898. Ambos murieron en este conflicto. Martí explicó el avance de EE.UU y el rol de rapiña que ejercería en la isla y en América Latina toda. Los ejércitos cubanos pelearon contra el ejército imperial y en la etapa culminante EE.UU. intervino declarando la guerra a España que ya estaba definida a favor de los patriotas cubanos. Esto le permitió ocupar militarmente la isla desde 1899 a 1902. Se estableció una república estéril. Ante ese panorama, advirtiendo el rol de EE.UU, el general Máximo Gómez declaró que el pueblo cubano no era “ni libre ni independiente todavía”.

Etapa neocolonial
En 1901 la constitución sancionada incluyó la Enmienda Platt (vigente hasta 1934), impuesta por el congreso de EE.UU. Les permitía la intervención militar, el uso de una zona estratégica de su territorio para establecer una base militar. Los capitales estadounidenses empezaron a comprar territorios, plantaciones de azúcar, centrales eléctricas, teléfonos, todo pasó a ser propiedad norteamericana. Un dato: durante el siglo XX el capital norteamericano pasó de 50 millones de dólares a 1200 millones. En veinte años, controló totalmente la producción de azúcar.
Lograda la independencia se abre un periodo de gobiernos autoritarios y corruptos ocupando la maquinaria del Estado hasta 1930. En ese año se produjo la crisis económica mundial. El precio del azúcar se vio afectado, sobretodo porque era un país monoproductor. Se acentuaron mucho las contradicciones de la sociedad cubana. Allí surge Fulgencio Batista, apóstol de la embajada de EE. UU. Su participación primero será por la vía democrática, pero luego frente al conflicto que vivía la sociedad y ante la emergencia de otras voces se produjo el golpe de Estado de Batista (10 de marzo de 1952). Según Vilaboy, la llegada al poder de Batista significó “un control estatal aún más férreo y antipopular, abriendo una etapa de terror, autoritarismo y entrega sin precedentes a los intereses norteamericanos” En la década del 40, surgió un movimiento en Cuba que pretendió instalar una cuestión más democrática y de independencia política. De ahí emergió la figura de Fidel Castro que planteó dar un golpe de Estado que se transformó en el asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba. Si bien fracasó, Fidel lo definió como una “derrota táctica”, porque a partir de ahí se dieron a conocer y puso en evidencia que parte de la población estaba dispuesta a enfrentar el gobierno de Batista. Fueron apresados. Allí Castro dio a conocer su alegato de defensa titulado: La historia me absolverá, definido desde ese momento como el programa de la revolución con postulados democráticos, sociales y nacionalistas. Tras la amnistía recibida por Batista, se exiliaron en México. Allí prepararon la invasión de 1957 organizando el Movimiento 26 de julio. Con el barco Granma llegaron a la Sierra Maestra. El ejército batistiano los esperaba con armas, aviones, con la más alta tecnología militar del momento provista por EEUU. Así comenzó el camino dificultoso del M26 contra Batista en territorio cubano. Comenzó la lucha en las sierras. Fidel era un personaje ya conocido, cuando ellos empezaron a acercarse al campesinado empezó a establecerse un vínculo de asistencia, frente al ejercito de la tiranía que robaba las casas, violaba a las mujeres, quemaban los ranchos. La propaganda del gobierno de Cuba había desprestigiado a los rebeldes y la sensación del campesinado fue que los malos no parecían tan malos. Fidel supo que si la pelea la daba en las armas perdían, por eso apostó a una guerra ideológica- política y la técnica de combate de guerra de guerrillas donde se emplearon sistemas de emboscadas, infiltraciones, se mantenían a la defensiva moviéndose de un lugar a otro, sólo enfrentaban combates si podrían obtener
alguna ventaja. Según Fidel Castro “la revolución tiene distintas fases. Nuestro programa era la lucha contra Batista. No era un programa socialista, ni podía ser un programa socialista porque los objetivos inmediatos de nuestra lucha no eran ni podían ser objetivos socialistas. Habría rebajado el nivel de las posibilidades de nuestro pueblo en esa fase. Nuestro programa era el máximo
del programa social y revolucionario que en ese momento nuestro pueblo podía plantearse. Un camino hacia la revolución significa un camino en el que se va aprovechando cada coyuntura y cada posibilidad de avanzar. Algunos impugnadores de la revolución cubana decían que los habíamos engañado. Nosotros les explicamos que un revolucionario verdadero siempre busca el máximo de cambios sociales, pero buscar el máximo de cambios sociales no significa que en cualquier instancia se puede proponer ese máximo sino que en determinado instante y en consideración del nivel de desarrollo de la conciencia y la correlación de fuerza se puede proponer un objetivo determinado…”.

Fin de la etapa neocolonial: triunfo de la revolución
Una vez que tomaron el poder EE.UU planteó tres políticas para enfrentar a la cuba revolucionaria: eliminó la cuota azucarera como forma de estrangularlos económicamente y reparte esa cuota en otros países productores de azúcar. También les cortó la compra de petróleo y maquinarias. Es en ese momento donde se produjo el acercamiento a la Unión Soviética. Luego en 1960 EE.UU decretó el embargo comercial, económico y financiero que pasó a ser total dos años después y continúa
en la actualidad. En el libro llamado Perón-Fidel línea directa, cuenta como Perón en 1973 dio la orden de dar un crédito a Cuba para frenar el bloqueo. Es decir, Argentina quebró el bloqueo a Cuba, otorgando un crédito por 1600 millones. Lamentablemente con la dictadura ese crédito no se llevó a cabo. Pero la decisión política estuvo. Como dijo Ernesto Che Guevara “el ritmo de la revolución en realidad lo impuso EE.UU”. Cuba vive el bloqueo instaurado por la potencia del norte desde 1960, vivió el alineamiento y la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la consecuente redefinición de la revolución en el llamado periodo especial. Fidel Castro afirmó en 2004 que Cuba estaba saliendo de ese periodo iniciando una nueva etapa en la historia de la revolución por la creciente preparación del capital humano, la investigación y desarrollo científicos en materia de salud, además de los descubrimientos de yacimientos petroleros. En materia internacional la firma de acuerdos con la República Popular China y la República Bolivariana de Venezuela. En la actualidad la revolución sigue vigente haciendo frente al aislamiento político y económico que está siendo revertido a partir de la reconfiguración regional que transita el continente latinoamericano. La inclusión de Cuba en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y su actual presidencia nos dan la pauta de la necesidad de analizar y comprender el nuevo período que acontece.


Independencia de EE.UU: 20 de mayo de 1902
Población total: 11.242.628
Superficie total: 110.860km²
Limita: 144 km la separan del norte EE.UU y Bahamas. Al oeste México, al sur las Islas Caimán y
Jamaica y al sudeste la isla La Española. Haití se encuentra a 48 km de Cuba.


jueves, 10 de septiembre de 2015

Clase 1 Revolución haitiana

LA REVOLUCIÓN HAITIANA

Introducción
América Latina comenzó su camino a la emancipación de la mano de los negros esclavizados de la isla de Saint Domingue, actual territorio haitiano. Toussaint Louverture y Dessalines lideraron el proceso que convirtió a Haití en el escenario del primer caso en la Historia Universal en que la rebelión de la población sometida condujo a su emancipación y abolición de la esclavitud de manera autónoma y perdurable. Lograron su independencia en 1804. Con esta experiencia, la mirada eurocéntrica del mundo halló un obstáculo difícil de franquear. La isla sufrió continuos embates que buscaron retrotraer el proceso durante todo el siglo XIX y XX. A comienzo del siglo XXI ante la posibilidad de una alianza con los países del ALBA sufrió el último golpe de Estado contra Bertrand Aristide (2004) al cumplirse 200 años de la revolución de los esclavizados.

De Saint Domingue a Haití.
 La vida colonial Haití es un territorio situado en el Caribe conformando lo que Juan Bosch llamó: “La frontera imperial del Caribe”, al tomar control de esa zona se accedía a dominar las rutas de navegación de los barcos que venían de Europa, por esto las potencias pusieron su interés en esa isla. Haití pasó de ser una posesión española a ser entregada a los franceses que fueron penetrando en el territorio a través de la piratería. Entre el siglo XVII y XVIII la isla se transformó en un territorio de suma importancia para Francia cuando descubrieron que los indígenas de la India producían azúcar, un bien muy preciado para los europeos cuando se insertó el consumo de café y el té en toda Europa. El clima tropical hizo que la caña de azúcar creciera sin inconvenientes, lo mismo sucedió en Cuba y Brasil. La pregunta que surge es ¿cómo iban a desarrollar ese trabajo y con qué mano de obra, si ya habían exterminado a la población nativa? Por esto comenzó la introducción de esclavizados. El tráfico de negros fue iniciado por los portugueses. Fueron ellos quienes navegaron toda la zona Atlántica del África, bordearon el Cabo de Buena Esperanza, llegando a Asia. Portugueses en primer lugar, luego se sumaron los españoles, holandeses e ingleses. Estos fueron quienes participaron en el tráfico de personas que se transformó en el principal comercio del siglo XVIII. Cabe aclarar, decimos esclavizados porque estos seres no eligieron ser esclavos sino que fueron trasladados a esa situación. Eran negros sin personalidad jurídica, es decir, como objetos o cosas. En consecuencia, el tráfico de negros habilitó la producción de la caña de azúcar, de este modo, durante el siglo XVIII la isla produjo el 2/3 de la azúcar mundial. El ordenamiento administrativo durante la colonia francesa funcionó con un gobernador francés que respondía a las decisiones que se le impartían desde la metrópoli. Esto va a traer un problema en 1789 cuando se produjo la revolución francesa con la posterior Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. Vale aclarar que eran hombres y ciudadanos los hombres, blancos y propietario. Es decir ni las mujeres, ni los hombres de color negro. La sociedad haitiana estaba compuesta por las siguientes castas: los esclavos, negros libres, llamados libertos, los mulatos y los blancos. Por su parte, los negros libres habían conquistado su libertad de diferentes maneras: la habían comprado o el amo se la había otorgado. Esos negros libres no podían ocupar ningún cargo público, ni desarrollar su vida cotidiana al igual que los blancos. Sin embargo, podían ser propietarios de plantaciones y esclavos. Este grupo llegó a tener 1/3 de las plantaciones con esclavos. Hay que tener en cuenta que cuando se trasplantó la población de África hacia América, en muchos lugares de ese continente, había esclavitud. Los europeos iban a pedir esclavos y los reyes africanos mandaban a la oposición política. Entonces la esclavitud no sólo la tenemos que ver en clave racial, sino de clase. Según Aimé Césaire: “el problema que se planteaba (…) era un problema social grave: la sociedad colonial cuenta con una clase libre, acomodada, en fin una burguesía que reclama, no sin analogía con el tercer estado de Francia, la igualdad de derechos”. Estos eran llamados affranchis que comenzaron a reclamar la igualdad en la isla. Primero fueron los mulatos libres. Por su parte, el grupo hegemónico de los que llamaban los Grandes Blancos, eran los terratenientes, propietarios de esclavos y plantaciones, que habían organizado toda la vida social al estilo parisino. Los blancos se dividieron en dos: estaban los ricos y los pobres. Estos últimos tuvieron las posiciones más radicales respectos a los negros y mulatos, porque les era menester diferenciarse de los de abajo. Ellos no iban a ser nunca grandes blancos sino siempre pequeños blancos (petit blancs) como decían los franceses. En su mayoría eran capataces de las plantaciones, quienes controlaban el trabajo de los esclavos, es decir eran la conexión de los esclavizados con los blancos.

Inicio del proceso revolucionario
En 1791 comenzó el proceso revolucionario, en la isla había alrededor de 20 mil grandes blancos, 10 mil pequeños blancos, 30 mil negros libertos y 480 mil esclavizados. El levantamiento de los esclavos hizo temblar la sociedad colonial. La Metrópoli respondió de inmediato, pero el ejército enviado por mar no llegó al tiempo que requería la situación debido a la distancia existente entre ambos territorios. Sumado a ello, en ese contexto, el control de los océanos lo tenía Inglaterra. Más aun, los franceses hicieron una revolución burguesa que se enemistó de inmediato con las monarquías. Por esto, los gobiernos monárquicos de Inglaterra y España se unieron y comenzaron a juntar tropas para invadir a la Francia Republicana. Los mulatos intentaron llevar la revolución burguesa a la isla. Se opusieron los grandes blancos. Pero la posibilidad de independencia de Haití se dio cuando los colonos no aceptaron los sucesos acaecidos en la metrópoli. Preferían ser independientes antes que abolir la esclavitud. Por su parte en la metrópoli, se planteó la discusión de qué hacer con la esclavitud. ¿Cómo los paladines de la libertad poseían colonias con esclavos? Si bien fracasó el levantamiento de los negros libertos por querer igualarse, los grandes blancos mataron a los cabecillas. ¿Por qué actuaron así? Porque interpretaron que si les otorgaban los derechos luego vendrían los esclavos. No obstante, el proceso revolucionario se había iniciado. Los esclavos empezaron a organizarse a partir de sus propias fuerzas sin depender de los mulatos en el norte de la isla. Allí se encontraban las mayores plantaciones de caña de azúcar y fue donde la insurrección tomó fuerza. En el sur, área de montañas, se encontraban los sectores mulatos. Fue una experiencia brutal, quemaron las plantaciones, mataron a los amos y a todos los blancos que se ponían a su paso. Ante esa situación, la metrópoli mandó a la isla delegados y los blancos aceptaron esa intervención. Los mulatos quisieron utilizar la revolución de los esclavos para mantener la esclavitud, pero con el objetivo de resolver su situación. A los blancos los terminaron convenciendo porque ellos sabían que la otra alternativa lo llevaría a perderlo todo.

Toussaint Louverture. La lucha externa e interna
Luego de las insurrecciones de 1791 entró en escena la figura de Toussaint Louverture. Fue el caudillo que lideró la revolución. Desplegó un juego intenso de alianzas con las potencias que utilizó para liberar a la población esclava y obtener el gobierno. Al iniciarse la revolución francesa España rompió relaciones con Francia, también mantuvo esa política en la isla y fue aprovechado por Louverture. Se alió a los españoles para Enfrentarse a los franceses. Sin embargo, cuando llegó al gobierno el sector jacobino de la revolución francesa (1794) ordenaron que se decrete de inmediato la abolición de la esclavitud. Louverture rompió la alianza con España y pasó a apoyar a la República francesa. Los enviados franceses tenían la función de hacer cumplir la ley, pero se encontraron con la oposición de los grandes blancos que no querían ni entregar el territorio ni liberar a los esclavos. Así se desató la guerra entre los comisionados jacobinos con el gobernador representante de los grandes blancos. Esa fue una disputa francesa. Los partidarios de la República, los jacobinos, utilizaron a los negros esclavos que había organizado Louverture como fuerza de choque. Ganaron y Louverture terminó gobernando la isla. Por su parte, Inglaterra comenzó a participar en esta situación y los franceses acudieron al ejército al mando del líder esclavo. Los grandes blancos no estaban dispuestos a pelear a favor del bando republicano. Es un momento donde la fuerza organizada del pueblo logró consolidar un proceso de independencia pese a los conflictos entre los mulatos y los esclavos. Louverture terminó ganando contra los ejércitos de las potencias española y francesa e inglesa. Por esa victoria, lo nombraron General y Vicegobernador. Se hizo del control militar. Luego de la caída de los jacobinos subieron los girondinos, el ala moderada de la revolución francesa, desde la metrópoli mandaron a llamar a los comisionados para evaluar el desempeño que habían tenido en ese proceso y los someten a juicio. ¿Quién quedó gobernando la isla? Louverture. Al gobernador lo propuso como diputado en Paris para representar la isla. Entonces, se da la paradoja que queda sin autoridades francesas el territorio francés. Louverture entiende perfectamente esta situación.
Ante este panorama, Louverture avanzó enfrentando a los mulatos del sur que era el frente opositor interno que defendían el orden conservador. Este conflicto bélico lo terminó ganando Louverture expulsando a los mulatos de la isla, algunos de ellos se fueron a Paris. Luego ante la muerte del líder Louverture esos mismos mulatos terminaran siendo las cabezas de los futuros gobiernos de Haití.

El control del poder político
Louverture en este contexto, 1798-1799, tuvo el poder total y controló la isla hasta 1802. En 1801 se creó la primera Constitución de Saint Domingue luego se pasó a llamar Haití en homenaje a los indios Tainos que eran los indios preexistentes a los españoles. Haití en idioma Arawak significa tierra de montañas. Los negros esclavizados recuperaron esa historia a pesar de no estar integrados con esos sectores, podían haberle puesto un nombre de África. Sin embargo había una identificación con el proceso que se había desarrollando previamente a los españoles. Durante esa etapa de control total de la situación política, Louverture abolió la esclavitud y decidió continuar con las plantaciones, pero sin que el pueblo trabaje como esclavo sino como trabajadores libres con un régimen salarial. El inconveniente surgió porque no tenían quienes pusieran a funcionar las plantaciones y la producción de azúcar. Por esto decidió llamar a los blancos exiliados pero como empresarios no como amos. Los mulatos fueron quienes tuvieron más desarrollo cultural y político, los que se quedaron en la isla ocuparon los principales puestos del gobierno, pese a haber sido derrotados por Louverture. Esos dos años fueron años de crecimiento para Haití, volvió a funcionar la rueda del azúcar. La pregunta que surgió fue, con qué naciones iba a establecer relaciones comerciales, ya que Francia si perdía la colonia no le iba a comprar. Estos tenían un monopolio comercial como tenían los españoles en este territorio. Los haitianos comenzaron rápidamente a pensar en América Latina y en Estados Unidos. A partir de esta ruptura Louverture comenzó a ver la posibilidad de acercarse a Inglaterra. Esta necesitaba y quería azúcar. Esta coyuntura fue percibida rápidamente por Napoleón que conducía Francia en 1802. En su lógica expansiva, invadió España y mandó un ejército a combatir y restablecerla esclavitud de la isla.

La derrota del imperio francés
El emperador francés mandó un ejército al mando del General Leclerc. No olvidemos que la colonia era un aporte sustancial a la economía de la metrópoli. Ningún territorio y los recursos que había en él se entregaron fácilmente. Para Francia los negros que estaban en el gobierno no eran un interlocutor válido. Hay que recordar que la revolución burguesa es antinegra y esclavista. Lo tomaron prisionero a Louverture llevándolo a Francia. No volvió y murió allí. Pero esta guerra continuó. Se puso al frente Jean Jacques Dessalines que va a ser el primer presidente. También el mulato Alexandre Petion, que se había exiliado en Paris, en ese momento volvió con el ejército Francés para restablecer la esclavitud. Sin embargo, al poco tiempo se pasó al bando haitiano a pelear contra los franceses. Estos quedaron devastados por enfermedades y no lograron establecerse en el interior. Finalmente, el 1° de enero en 1804 se declaró la independencia de Francia y se levantó la República de Haití.

La República negra en América Latina: los embates de la primera república gobernada por negros esclavizados.
A lo largo de su historia la isla sufrió continuos embates que buscaron retrotraer el proceso. Por esto, Haití ató su destino a América Latina. Con ese objetivo financió a Simón Bolívar para independizar la América del Sur. Pero ese trato tenía una mirada estratégica que acompañaba a los haitianos. Estos sabían que sin el triunfo americano contra España debían olvidarse de contar con algún aliado en la escena internacional. Durante el siglo XIX sufrieron la imposición francesa a través de la deuda externa le cobraron todos los gastos de guerra de 1789 a 1804. Luego en el siglo XX la invasión de EEUU (de 1915 a 1934). Durante el resto de ese siglo Haití no pudo recomponerse y cuando comenzó a surgir la posibilidad de una alianza con los países del ALBA sufrió el último golpe de Estado contra Bertrand Aristide (2004) al cumplirse 200 años de la revolución de los esclavizados.



República de Haití Independencia: 1º de enero de 1804
Superficie: 27 750 km2
Población total: 9.800.000
Límites territoriales: al norte con el océano Atlántico, al sur y oeste con el mar Caribe y al este con la República Dominicana. A su Oeste a 48 km se encuentra la República de Cuba.
Bibliografía utilizada y sugerida: - Aimé Césaire: Toussaint Louverture. La revolución francesa el problema colonial. Ensayos. Instituto del Libro. Habana, 1967.
 - C.L.R James: Los jacobinos negros. Toussaint Louverture y la revolución de Saint Domingue. Colección Nuestros países. Serie Estudios. Casa de las Américas. La habana, 1939.
 - Eduardo Grüner, “¿Cuál Bicentenario? Sobre el ‘olvido’ de una revolución fundamental: Haití” (reescritura del cap. 6. de La oscuridad y las luces), en Revista La Biblioteca, n° 8, primavera 2009.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Programa- Inicio 4 de septiembre

Taller de formación política en estudios latinoamericanos -2015-
Fundamentación
Los principales centros de poder mundiales han vuelto a desplomarse en su recorrido cíclico. Europa y Estados Unidos comienzan a reconfigurar el mapa que ahora incluye a China y los países del BRICS. La búsqueda de combustible barato en el norte de África, como en países de Asia que habitan el denominado medio oriente para los occidentales, ha desatado desde el inicio del siglo XXI nuevas guerras que no sabemos si se detendrán. Irak, Afganistán, Libia, y en la resistencia El Líbano, Irán y Siria están configurando el nuevo mundo en esa región.
Mientras tanto en América Latina se sigue con atención lo que ocurre con las consecuencias catastróficas de una nueva crisis económica-financiera los centros de poder quieren hacer pagar a los países más débiles. El proceso de integración latinoamericano, con la conformación de bloques como son: UNASUR, CELAC, MERCOSUR o ALBA, aparecen como posibles caminos para una necesidad estratégica de defensa de soberanía continental. No es aleatoria la búsqueda de recursos baratos en nuestros países para poder solventar las pérdidas multimillonarias por la explosión de otra burbuja financiera iniciada en 2008. 

La recuperación del protagonismo de los pueblos latinoamericanos en este inicio del siglo XXI comenzó a marcar un camino que ya había sido transitado por infinidad de patriotas que regaron con su sangre nuestro suelo. Desde el fondo de la historia reivindicando la patria mestiza que pregonó Simón Bolívar vuelven a escucharse los nombres de José Artigas, José de San Martín, de Mariano Moreno, Felipe Varela, Túpac Amaru y Micaela Bastidas, Manuela Sáenz, Túpac Catari y Bartolina Sisa, Juan Perón y Eva Perón, Ernesto Che Guevara, entre otros: hombres y mujeres que sembraron una conciencia acerca de la necesidad de liberación de este continente.
La consumación de la liberación debía y debe ser realizada de una manera armónica con la naturaleza. Por esto, urge escuchar con atención el mensaje ancestral de nuestros hermanos de los pueblos originarios. Para ellos la tierra es su madre no un recurso. Debido a esto es necesario generar la búsqueda de un equilibrio entre las necesidades de desarrollo de nuestros pueblos y la explotación de nuestro alrededor.
Este taller surge de la necesidad de indagar sobre la complementariedad entre el desarrollo económico y social de nuestros pueblos en conjunto con la defensa de su soberanía política, cultural y económica. Para esto, se nos hace urgente rastrear los proyectos políticos que contemplaron al continente como una Patria Grande e indagar en su historia, reflexionar cómo se han vinculado con desarrollo energético las grandes corrientes populares latinoamericanas, cuál debe ser el vínculo con el poseedor de los elementos para la extracción de un recurso necesitado mundialmente, cómo desarrollar estos recursos en territorios donde no está saldada la historia con sus primeros habitantes. Todas estas preguntas guían la necesidad de construir una conciencia de defensa de lo propio teniendo en cuenta todos los intereses locales e internacionales que giran alrededor de la producción petrolera y gasífera.

Una cátedra que hable desde la Patagonia
Queremos llevar a cabo un taller que aborde sin tapujos los desafíos que enfrenta nuestra región en el marco del desarrollo de un proyecto nacional que logró insertar nuevamente a la Argentina en un destino articulado a lo latinoamericano. Pensar desde la Patagonia, es pensarnos como habitantes de un suelo cada vez más requerido que perfila como territorio de disputa debido a los recursos naturales que posee su subsuelo. Por esto, necesitamos fortalecer los lazos con un proyecto nacional que nos incorpora desde 2003 y con una Patria Grande que necesita todos los recursos sean puestos para el fortalecimiento de una integración que puede marcar una bisagra en la historia, ya no nuestra sino mundial. Si nuestros países logran generar la tan ansiada unidad, el futuro será diferente para las próximas generaciones.
Parafraseando al presidente de Ecuador Rafael Correa “no estamos ante una época de cambios sino ante un cambio de época”. Para eso tenemos que estar a la altura de las necesidades que esta coyuntura nos enfrenta y aportar cada uno lo suyo para que el retroceso sea sólo un sueño de trasnochados.
Destinatarios: Este taller está pensado para toda la comunidad universitaria, docentes, profesionales, militantes políticas en definitiva para la población toda, ya que no se requerirán conocimientos previos de los temas abordados.
Objetivos: El Taller buscará brindar un conocimiento geopolítico de la región, así como una introducción a la existencia de la historia latinoamericana y de nuestro país adentro de ella, abordando el conocimiento de las principales líneas históricas de pensamiento y acción que atravesaron este vasto territorio desde la llegada de los europeos. Indagaremos en las capacidades que hemos generado los latinoamericanos para poder pensarnos como una totalidad, redescubriendo las miradas tradicionales de la historiografía. El objetivo fundamental que nos planteamos es procurar a los cursantes líneas de análisis, explicación y comprensión del proceso histórico global de América Latina. Lo haremos a través de las continuidades y rupturas de los mismos para poder establecer las similitudes y diferencias que ese proceso global presenta cuando se lo aborda a escala de cada sociedad nacional. Así mismo, que puedan pensar las preguntas que los distintos conflictos contienen: ¿qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo? y, sobre todo, ¿por qué? Estas son imprescindibles.
Atravesaremos los procesos históricos que marcaron hitos en la conciencia de los latinoamericanos, llegando hasta nuestro presente y a las nuevas posibilidades que se abren para los irrelegables sueños de independencia y unidad del continente.
Que los cursantes logren:

-          Concebir la Historia como una ciencia social que suministra sus herramientas para comprender la realidad pasada y actual.

-          Comprender que Historia es política.

-          Abordar grandes líneas de interpretación del proceso histórico desarrollado en nuestra región.

-          profundizar en los casos nacionales trascendentes para la comprensión de la realidad continental.

-          Comprender que las realidades sociales están recortadas por un tiempo y espacio determinado y que son resultados de un proceso más amplio en el que convergen conformando una red compuesta por elementos sociales, políticos, económicos, culturales e ideológicos.

-          Adquieran por medio de la práctica, es decir del trabajo, el entrenamiento en funciones intelectuales como la observación, comparación, asociación, relaciones multicausales, síntesis, análisis, abstracción, entre otras.

-          Aprender a seleccionar los datos significativos para distinguir lo fundamental de lo accesorio.


-          Realizar trabajos en equipo, ya sea discusiones en grupos reducidos, debates con la participación de la totalidad  del curso, con la idea de poner en cuestión las distintas posiciones, respetando las ajenas y enriqueciendo las propias, elaborando juicios independientes, criticando y aceptando las críticas.





Coordinador general del taller: Prof. Ignacio Politzer

Clase 1: La frontera Caribe como frontera del imperio América latina comienza su camino a la independencia de la mano de negros esclavizados. Primera experiencia revolucionaria en el continente: de Saint Domingue a Haití. Significado histórico de una revolución de esclavizados en el Caribe. Breve historización de Haití hasta la actualidad.
Clase2: La isla de Cuba. De centro azucarero y de veraneo de los imperios a faro de los movimiento populares de América Latina. De José Martí a Fidel Castro. Proceso de transformación de la realidad cubana y propuesta para América Latina y el mundo.
Clase 3: Brasil: un camino diferente Crisis europea de 1808 y llegada de la corte portuguesa a su colonia americana. Por qué se independizó Brasil. Rol continental durante el siglo XIX. Getulio Vargas y la transformación del Estado brasilero. Construcción del Estado Novo.
Clase 4: México tan lejos de Dios y tan cerca de los EEUU. El papel de los centroamericanos. La revolución de 1810. El significado del bajo clero aliado a los sectores populares originarios. Expoliación de la ½ del territorio por EEUU. Revolución de 1910 como introducción de los sectores populares en la política. Rol de Madero, Villa, Zapata, Carranza y Obregón. Lázaro Cárdenas y la profundización de un camino revolucionario. América Central se independiza de México y de España. La figura de Morazán y su papel como integrador y transformador de la realidad de los pueblos centroamericanos. Inglaterra y EEUU se disputan América. Formas nuevas del coloniaje.
Clase 5: Revolución en el mundo andino: los pueblos originarios imprimen su marca. La revolución en el mundo andino. El levantamiento de Tupac Amaru y Micaela Bastidas como expresión antecedente de los pueblos originarios en el proceso de transformación independentista. Rebelión e independencia tardía del pueblo peruano. Construcción del APRA con Víctor Haya de la Torre y aparición del pensamiento traductor del marxismo en América Latina con José Carlos Mariátegui. Las comunidades indígenas como sujeto revolucionario. La creación de Bolivia y el rol de la oligarquía argentina. Un país en homenaje al libertador que reivindica la gesta de Tupac Katari y Bartolina Sisa. Expoliación y exclusión de las mayorías populares. Revolución de 1952 y transformación actual con la Constitución plurinacional
Clase 6: El camino independiente del Paraguay. Gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia y de los López. Cómo se construyó el proyecto endógeno paraguayo, qué vínculos tuvieron hacia el exterior de su territorio. Papel de las comunidades guaraníes en la identidad del proceso de liberación. Guerra de la triple Alianza y destrucción del proyecto más potente de Latinoamérica en el siglo XIX. Guerra del Chaco en los 30. Actualidad luego del golpe de institucional de 2012.
Clase 7: La independencia del Uruguay como derrota artiguista La construcción política de la Banda Oriental en Uruguay. El artiguismo como constructor de un proyecto federal, democrático y popular en la Banda Oriental La construcción del Uruguay como derrota de su proyecto. Papel de la diplomacia inglesa en la creación de un país.
Clase 8: Chile y la construcción de un país mirando al Pacífico. De Lautaro la Capitanía general. San Martín y O´Higgins como artífices de la independencia. Propuesta de integración con las nuevas repúblicas enfrentada a la propuesta de expansión militar al norte y al sur. De la estabilidad política a los triunfos militares contra pueblos hermanos. Vía chilena al socialismo y experimento neoliberal en el mismo país.
Clase 9: La construcción, despliegue y fractura de la Gran Colombia. Simón Bolívar como articulador de las fuerzas sociales del norte de Sudamérica. Proyecto político nacional y regional. Construcción de la patria grande a través del Congreso Anfictiónico de Panamá. Pasaje de la política militar a la reconstrucción de la Gran Colombia. Cercenamiento y separación de Colombia, Ecuador, Venezuela en 1830 y Panamá en el siglo XX.
Clase 10: La construcción de la Argentina en el siglo XIX. La revolución de mayo y los proyectos en disputa. Pensamiento de San Martín, Moreno y Belgrano. De la guerra contra España a la guerra civil. El ordenamiento rosista y el proyecto trunco.
Clase 11: La construcción de la Argentina del siglo XX. Del país liberal al peronismo. El centenario de mayo, el país, ¿granero del mundo?. El radicalismo yrgoyenista y el primer movimiento nacional. Crisis mundial, segunda guerra mundial y surgimiento del peronismo. Proyecto histórico de un nuevo país industrializado. Disputas, caída de Perón, y resistencia.
Clase 12: Instauración de un nuevo ordenamiento internacional en la década del 70. Su correlato argentino a través de la dictadura cívico militar de 1976. Guerra de Malvinas, y salida de la dictadura. Los años 80 y los nuevos problemas de endeudamiento externo. Los años 90 y la época de la entrega total. 2003 hasta la fecha englobados en la palabra recuperación.
Modalidad: Encuentros semanales presenciales en los que se tocará un país por reunión, presentando la temática con su desarrollo e invitación a consultar la bibliografía sugerida
El taller estará dictado por el Prof. Ignacio Politzer, y por la Prof. Diana Avila junto con profesores invitados.





Bibliografía completa por país

Haití:
Aimé Césaire: Toussaint Louverture. La revolución francesa el problema colonial. Ensayos. Instituto del Libro. Habana, 1967.
Bosch, Juan: De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe como frontera imperial, ed. Sarpe,  1970, México DF.
C.L.R James: Los jacobinos negros. Toussaint Louverture y la revolución de Saint Domingue. Colección Nuestros países. Serie Estudios. Casa de las Américas. La habana, 1939.
Eduardo Grüner, “¿Cuál Bicentenario? Sobre el ‘olvido’ de una revolución fundamental: Haití” (reescritura del cap. 6. de La oscuridad y las luces), en Revista La Biblioteca, n° 8, primavera 2009.

Cuba
Sergio Guerra Vilaboy y Alejo Maldonado Gallardo: Historia de la Revolución cubana. Síntesis y comentario. Ediciones de la tierra, Quito, 2005.
Fidel Castro Ruz: Análisis histórico de la Revolución cubana. Informe Central al primer congreso del PCC. Editorial de Ciencias sociales, La Habana, 1982.

Brasil
Mario Rapoport y Eduardo Madrid: Argentina – Brasil. “De rivales a aliados”. Política, economía y relaciones internacionales, Editorial Capital Intelectual, 2011, Bs. As.


México
Ribeiro, Darcy: “Los mesoamericanos” en Las Américas y la civilización, ed. CEAL, 1972, Bs As
González, Luis: “El período formativo” en Cosío Villegas, Daniel (comp.) Historia mínima de México, ed. El Colegio de México, 2001.
Aibar, Julio: Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana, ed. Capital Intelectual, 2009, Bs. As.

Mundo andino (Perú-Bolivia)
Mires, Fernando: La rebelión permanente. Las luchas revoluciones sociales en América Latina, ed. siglo XXI, Bs. As.
Serulnikov, Sergio: Revolución en los Andes. La era de Túpac Amaru, ed. Sudamericana, 2010, Bs. As.


Paraguay
Trias, Vivian: El Paraguay de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza, cuadernos de la crisis, ed. del noroeste, 1975, Bs. As.
Guerra Vilaboy, Sergio: Paraguay de la independencia a la guerra imperialista 1811- 1870. Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1984.
Barret, Rafael: El dolor paraguayo, ed. Ayacucho, 1978, Caracas.
Chavez, Julio Cesar: El Supremo Dictador. Dr. Gaspar R. de Francia, ed. Atlas, 1964.
Pomer, León: La Guerra del Paraguay. Estado, Política y negocios, ed. CEAL, 1987, Bs. As.

Uruguay
Machado, Carlos: Historia de los orientales, ed. De la Banda Oriental, 1972, Montevideo.
Sala de Touron, Lucía: Obra selecta de José Gervasio Artigas, ed. Fundación Biblioteca Ayacucho, 1978, Caracas.


Chile
Vitale, Luis: Interpretación marxista de la historia de Chile. Tomo I y II, ed. LOM, 2011, Santiago de Chile

Gran Colombia (Venezuela-Colombia-Ecuador-Panamá)
Politzer, Ignacio: La relación negada: Bolívar y los argentinos, en La Patria es América, ed. Madres de Plaza de Mayo, 2010, Bs. As.
Viñas, David y García Cedro, Gabriela: Bolívar. Antología polémica ed. Sudamericana, 2008, Bs. As.

Argentina
Astesano, Eduardo: Rosas. Bases del nacionalismo popular, ed.  Peña Lillo, 1960 Bs. As.
Basualdo, Eduardo: Sistema político y modelo de acumulación, ed. UNQUI, 2002, Bs. As.
Flaskamp, Carlos: Organizaciones político –militares. Testimonio de la lucha armada en la Argentina (1968 –1976), ed. Nuevos Tiempos, 2002, Bs. As.
Galasso, Norberto: Seamos libres y lo demás no importa nada. Vida de San Martín,Ed. Colihue, 2000, Bs. As.
Galasso, Norberto: La Revolución de Mayo (el pueblo quiere saber de qué se trató), ed. del Pensamiento Nacional, 2005, Bs. As.
Galasso, Norberto: Perón (2 t.), ed. Colihue, 2005, Bs. As.
Jauretche, Arturo: FORJA y la década infame, ed. Peña Lillo, 1989, Bs. As.
Jauretche, Ernesto: No dejés que te la cuenten. Violencia y política en los 70, ed. del Pensamiento Nacional, 1997, Bs. As.
Moreno, Mariano: Plan Revolucionario de Operaciones, ed. Perfil, 1999, Bs. As.
Puiggrós, Rodolfo: De la colonia a la Revolución; Buenos Aires, ed. Cepe, 1974, Bs. As.

Ramos, Jorge Abelardo: Revolución y contrarrevolución en la Argentina, ed. Plus Ultra, 1974, Bs. As.